"La venia ante el opresor / humilla a la humanidad". Así dice un canto popular que circula en las montañas y también en el llano entre los insurgentes colombianos. Así lo saben los pueblos, que desprecian a los asesinos, y lo demuestran a grito y puño limpios toda vez que pueden expresarlo. Así será también en este caso, en el que otros cipayos engalanados se prestan a agasajarlo.
A horas de la llegada del verdugo, en las paredes ya asoma el rechazo. Malvenido sea Peña Nieto. El asesino de docentes y de estudiantes. El buen mayordomo del patrón del norte.
Los cuarenta y tres de Ayotzinapa ya son millones, y millones te repudian.
***
cuatro-
tres
“Vivos
se los llevaron, vivos los queremos”
(escrito
en un muro de Ayotzinapa, en todas las paredes)
Que sí,
mejor te apuras; que ya van llegando.
(Vienen
con las manos esas de sembrar solo huesos,
con las
de matar crías.
Portamos
el sol en las espaldas,
en el
maíz de nuestras manos que convencen a la tierra.)
Atardece
y el
miedo es el santuario donde ellos cazan.
(Porque
con manos delicadas firman sentencias de muerte
como cheques,
es que debemos
de apurarnos; que ya llegan.
Con sus
ganapanes del tiro de gracia
son
señores de una patria engringada,
de una
hacienda interminable
labrada
de fosas comunes.)
A
correr, que no hay más tiempo;
entierra
los últimos abecedarios allí donde nacen meros cardos,
despacha
las cartas necesarias.
Que te
apures; que si caemos, será alistando nuestra ira.
Que si
nos pierden en la siega, otros vendrán
y
habrán de buscarnos entre el barro hasta encontrarnos.
Que si
nos hallan, será por el brillo del sol
sobre
nuestras espaldas, por el tumultuoso misterio del maíz
que no
habrán de acallar, por los abecedarios recogidos
por mil
niños descalzos escribiendo justicia.
Mejor te
apuras,
y te
plantas; que ellos
también
sepan
que somos
cuarenta y tres,
que somos
millones,
que
nunca tantos puños
señalaron a un manojo de verdugos.
Mariano
Garrido; octubre de 2014