jueves, 13 de marzo de 2008

Optimismo histórico


Un poco de aliento, nomás. Eso sólo. Porque el optimismo del yo poético bien puede no coincidir con el del autor de carne y hueso; y porque bien puede no coincidir con el del editor, o el del lector. En este caso, sí coincidían los optimismos de autor y voz en el poema. Y el autor que hacía coincidir e irradiar los optimismos pasó más años preso y exiliado lejos de su Turquía, que de la manera contraria. Entonces pensamos: hay que ser optimistas.


Cuesta.


Menos mal que está Nazim.

***

RECETA

Enfermos,
mis hermanos,
ustedes sanarán.
Tormentos y dolores habrán de apaciguarse
Y la calma vendrá como noche de estío
dulce y tibia a través
de los ramajes verdes y pesados.
Enfermos,
mis hermanos,
un poco de paciencia todavía,
un poco de constancia,
la que tras la puerta está esperando
no es la muerte
sino la existencia.
Tras la puerta del mundo
el mundo rebosando gritos y resplandores,
ustedes han de alzarse de sus lechos
partirán,
descubrirán de nuevo
el sabor de la sal,
el del pan, el del sol.

Imitar del limón el amarillo,
fundir como una vela,
abatirse de golpe cual plátano podrido...
Enfermos,
mis hermanos,
mas nosotros no somos
ni plátanos, ni velas, ni limones
sino, gracias al cielo, somos hombres.
Felizmente sabemos
mezclar a los medicamentos
la esperanza
y obstinarnos diciendo:
“Es preciso vivir”.
Enfermos,
mis hermanos,
nosotros sanaremos.
Tormentos y dolores habrán de apaciguarse
La calma ha de venir como noche de estío
dulce y tibia a través
de los ramajes verdes y pesados.
Nazim Hikmet
(De Duro oficio el exilio; 1959)

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