miércoles, 2 de enero de 2008

Salúdelo a su patrón


Luis Luchi, poeta porteño y del exilio, aporta un poco de ironía para encarar un año que recién empieza y que, quién sabe, pero según parece, no olerá a rosas ni a jazmines.


No deje de saludar a su patrón


Sí,
aunque no le conteste,
salúdelo.
No piense en el alquiler,
en el precio del jabón.
Salúdelo, no tiene la culpa.
Quiere a la patria y a sus hijos,
y algo le gusta la libertad.
Salúdelo,
él no ignora
que usted tiene
cuarenta años
y ya está destrozado,
que cuando se enferma
el farmacéutico no le fía.
Salúdelo porque lo siente.
Pero están los bancos, las deudas,
los capitales invertidos.
Salúdelo.
No son cosas fáciles de comprender,
si estuviera en sus manos
cambiaría ese infierno
por su serena miseria sin problemas.
Salúdelo,
si al fin todos somos iguales,
en su juventud tuvo ideales,
y muchas veces soñó
con la fraternidad universal.
Salúdelo,
todo fue por las circunstancias
y hay días en que dice
que esto no marcha bien.
Salúdelo,
también tiene sentimientos
y su silencio lo hiere.
Sáquese el sombrero
y salúdelo.

Luis Luchi
(De Vida de poeta; 1966)

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