martes, 2 de junio de 2020

Un viejo blues y una nueva revuelta por George Floyd



Una coordenada imprecisa: de este lado del Río Bravo o de aquél. Negros de las orillas del Misisipi, o de la ribera rioplatense; pueblos Qom, mapuches, negros, chicanos. La injusticia es la única prenda heredada; los cuerpos castigados, como "fruta extraña" balanceándose en un árbol. El linchamiento como amenaza que se cumple. El gatillo fácil como certeza de que no se va a morir de viejo. 
Una respuesta: la rebelión, impredecible a veces, como rima necesaria ante tanta violencia de los que mandan.
Un poeta: Langston Hughes; escritor negro al que no nos cuesta ubicar en algún arrabal blusero. Aquel que visitó la España bajo las bombas, aquella que reunía intelectuales antifascistas. Allí, Hughes supo dónde ubicarse... En una coordenada precisa y con una respuesta clara en sus labios. 
Un grito: yo, también, soy América.

***

YO TAMBIÉN



Yo también canto, América.
Soy el hermano oscuro.
Me hacen comer en la cocina
Cuando llegan visitas.
Pero me río,
Y como bien,
Y me pongo fuerte.

Mañana
Me sentaré a la mesa
Cuando lleguen visitas.
Nadie se animará
A decirme
"Vete a la cocina"
Entonces.

Además, verán lo hermoso que soy
Y tendrán vergüenza,-

Yo, también, soy América.


Langston Hughes;
poema traducido en 1931 por J.L. Borges para la revista "Sur"
y en 1933 por R. Alberti para "Octubre"

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